Crónicas desde la Hacienda Gran Ecuador

¿Harto de no entender al Ecuador? ¿Cansado de la irracionalidad, el caos, el folclor y los abusos? Ya no te tires de los cabellos. Nuestro lugar natal no es una república, no es una nación, no es un país. Es sólo un verde latifundio. ¿Ciudadano tú? No seas ingenuo. A lo máximo a lo que puedes aspirar es a ser un cumplidor capataz. Contigo, Crónicas desde la Hacienda Gran Ecuador, producto de un grupo de esclavos semianalfabetos que han decidido dar un paso hacia la libertad. ¡Únete!

martes, julio 18, 2006

NO HECHO EN ECUADOR
Simón Espinosa Jalil

Después del Mundial, el que diga que los ecuatorianos no somos nacionalistas es considerado un cínico y un amargado. ¿No salimos todos, vestidos de Marathon Sports, a demostrar nuestro orgullo de ser ecuatorianos? ¿No dijo Juan Fernando Velasco, en su último concierto, que estaba más orgulloso que nunca de su nacionalidad? ¿No tienen las fundas de Supermaxi un logo de una huella digital tricolor y la leyenda “Mucho mejor si es hecho en Ecuador?”.

Sí, pero no. El nacionalismo no se ve en la ropa y en las proclamas de un día, sino en otros aspectos más permanentes y fundamentales. Para esta bitácora, fijémonos en dos: los nombres de los edificios y conjuntos habitacionales donde vivimos, y los nombres de los colegios donde aspiramos a educar a nuestros hijos.

En cuanto a los conjuntos habitacionales, por lo menos el 50 por ciento tiene nombre extranjero, y son tantos que incluso se los puede dividir por países.

Tenemos nombres italianos o que suenan italiano: Milano (no en Lombardía sino en Lumbisí), Pietralba, San Mesina, Montecassini, Casal d´Italia, Aldrovandi, Trento, Casabella (se pronuncia como Isabela), Veronés, Bellini, Génova, La Florencia, Sorrento, Arezzo, Tirrena, Benedetto; españoles: Alicante, Asturias, Compostela, Segovia, portal de Aragón, Alhambra del Edén, El Escorial 2, Parques de Andalucía, Cantabria, Ibiza, Portal Español; otros europeos: Lumiere, Berna, Normandía, Noruega, Escandinavia, Swiss Plaza; gringos o ingleses: Phoenix, Princeton, Sunshine, Kleyton, Pomasqui Gardens...

Estamos en la hacienda tan acostumbrados a cosas como ésas, que no caemos en cuenta de lo ridículo de tal costumbre. ¿Acaso no es por lo menos incoherente vivir en un lugar llamado Escandinavia en pleno trópico, o en uno bautizado Ibiza en la mitad de los Andes?

Se puede entender, sin embargo, la lógica de los vendedores de bienes raíces: al fin y al cabo, la gente quiere tener la ilusión de residir en lugares más tranquilos, más ricos, más prestigiosos o más seguros que nuestra caótica cabecera de hacienda.

Pero ¿cómo se puede explicar que alguien haya nombrado a un conjunto habitacional “Sol de Miami”? Se podrá argumentar que en Berna se vive mejor que en Quito, pero que hasta el insuperable sol de la mitad del mundo tenga que adoptar apellido extranjero para tener valor comercial ya llega a lo patético.

Si vamos a las escuelas y colegios donde preparamos a nuestros hijos para ser capataces de la hacienda, nos encontramos con algo similar: la inmensa mayoría de los colegios privados han sido bautizados con nombres extranjeros que no tienen nada que ver con el Ecuador.

Los hay con nombres gringos o ingleses, desde respetables como Charles Darwin (que al fin y al cabo pasó por las Galápagos) hasta pequeñas joyas como “School of Tomorrow” o, el mejor de todos, el jardín de infantes “The little marines”, donde, se supone, preparan personalizadamente a nuestros niños para matar iraquíes.

Otros nombres anglosajones son: Cambridge School (no afiliada a la universidad inglesa), Intercontinental School, Mark Twain (escritor del sur de Estados Unidos), Spellman (cardenal de Nueva York), David Ausubel (psicopedagogo), Thomas Malthus (cura inglés que odiaba a los niños por el peligro de sobrepoblación), William Shakespeare, entre muchos otros.

Una gran cantidad de escuelas y colegios tienen nombre europeos, que abarcan todo lo imaginable: desde escritores respetables como Cervantes, hasta filósofos medio nazis como Martin Heiddegger, pasando por científico-filósofos como Luca Paciolo o Blas Pascal y pedagogos experimentales como Rudolf Steiner.

Pero los más impresionantes son los híbridos, que demuestran cómo lo extranjero se funde con la mentalidad primitiva e ignorante propia de nuestra querida hacienda.

Así, uno puede preguntarse de dónde mismo es la “Pitágoras High School”. ¿Griega, gringa o simplemente chola? ¿Qué enseña el Instituto Técnico Fernando Savater? ¿Ingeniería filosófica o Marketing para Amador? ¿A qué se refiere la escuela Bauhaus? ¿A arquitectura o a rock and roll? ¿Dónde queda la Mediterráneo´s High School? ¿En Gibraltar? ¿Los que crearon la escuela “Michelangelo” aprendieron ese nombre en la película de las Tortugas Ninja?

Lo más triste sobre nuestra mentalidad es que los dos colegios donde se educan los hijos de los dueños de la hacienda llevan nombres en español: Academia Cotopaxi y Colegio Menor San Francisco de Quito.

Además, los verdaderos colegios para extranjeros no necesitan maquillaje: el de los alemanes se llama, simplemente, Colegio Alemán; el de los franceses, La Condamine, en honor a un francés que es mucho más importante para el Ecuador que para Francia.

Los colegios para la clase media nacional (los futuros capataces de la hacienda) tienen que probar hasta en el nombre que no van a educar longos, sino gringos. ¿Qué diablos tiene de internacional el Liceo Internacional? Nada, pero si se llamara Liceo Nacional, los padres seguramente no pagarían los 300 dólares que cuesta la pensión. Así es la Hacienda Gran Ecuador.

1 Comments:

At 11:12 p. m., Anonymous Anónimo said...

Excelente artículo, justamente estaba buscando algo sobre la identidad y productos hechos en Ecuador, después de leer esto, que no paré de reirme porque es tal cual la realidad nuestra, caigo en cuenta que estamos mas familiarizados con lo extrangero (estar IN) que con nuestras raices (estar OUT) para que lo entiendad todos.

 

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